“Lo que mi suegro me dijo en el cementerio… NO ERA NORMAL 😳🔥”

TÍTULO: SUEGRO (Por ahí No) 🚫🔥
CAPITULO #1
​Mi suegro me soltó de una: “Mija, si no fuera por ti, estaría en la olla… mis hijos ya ni se acuerdan de que existo”. Tenía la voz carrasposa, como garganta llena de polvo. Yo lo llevaba agarrado del brazo, caminando entre las tumbas frías y húmedas.
​El piso crujía con cada paso, y el cementerio parecía tener vida propia. Pero lo que más sentía era a él… se me pegaba demasiado, un roce constante contra mi costado que no era normal ni por tristeza ni por luto. Pero me hice la loca; el viejo acababa de perder a su mujer y supuse que el despecho lo tenía desubicado.
​—Venga, suegro —le dije—, dejemos estas flores y nos abrimos para la casa.
​Eran unos claveles blancos que sonaban con el viento. Pero él se frenó en seco. Con toda la calma del mundo, abrió esa mochilita vieja de cuero que siempre carga y sacó una botella envuelta en un trapo.
​—¿Un traguito? —me dijo con un brillo raro en los ojos.
—Suegro… no son ni las nueve de la mañana.
—Ándale… solo una para el frío y nos vamos.
​Me puso una cara de perro regañado que me ganó. “Bueno, pues. Una y ya”, le dije.
​Mientras servía, la botella sonó hueca contra la copa. Y ahí soltó la bomba:
​—¿Sabes qué? De mis tres hijos, tu marido es el que se ganó la lotería.
Me quedé fría. —¿Cómo así, suegro?
Él soltó una sonrisa pesada, de esas que esconden secretos.
—Porque se consiguió una mujer que vale oro… trabajadora y, sobre todo, una mujer hermosa, elegante. Mija, es que hasta con el delantal puesto en la casa te ves riquísima.
​Yo pensé que era un halago de familia, ya sabes, por ser la única que lo acompaña a todos lados. Pero sus ojos… esos ojos no me miraban con agradecimiento. Me estaban escaneando completa, como dos rayos láser buscando lo que no se les ha perdido 👀🔥.
​Tragué seco.
Sin pensarlo, me acomodé los tirantes de mi vestido negro. Me lo puse por respeto al duelo, no muy corto, pero tampoco podía ocultar lo que la naturaleza me dio con tanta generosidad 🍑🍒. No soy modelo, pero sé que cuando paso, a más de uno se le escapa el aire y la imaginación se les va a rincones peligrosos 🥵.
​Mi suegro se agachó a prender unas velas frente a la tumba, pero el viento no dejaba.
—Déjeme ayudarlo —le dije.
​Me agaché frente a él para tapar el aire con mi cuerpo. ¡Mala idea! En esa posición, sentí su mirada clavada descaradamente, una bajada de ojos directa a mi escote, ahí donde nadie más que mi marido debería mirar 👇🤤. Sentí un corrientazo en la espalda, frío como el mármol.
​Me subí los tirantes de golpe y él, al verse pillado, carraspeó nervioso:
—Este viento no deja prender nada…
​En eso, mi celular vibró en el bolso como salvación. Lo busqué rápido entre el labial rojo (que quizás fue demasiado para el cementerio 💄) y vi la pantalla.
​—Es su hijo… —le dije.
​Mi suegro sonrió, levantó las cejas y asintió lento. Pero esa sonrisa… esa sonrisa tenía veneno 😈.