💥 Expl0ta taxi 🚖 con pir0tecnia en la carretera México–Toluca.
La mañana avanzaba como cualquier otra sobre la carretera México–Toluca. El tráfico era pesado, los cláxones sonaban con impaciencia y algunos automovilistas miraban el reloj, apurados por llegar a su destino. Nadie imaginaba que, en cuestión de segundos, el camino se convertiría en una escena de caos, fuego y desesperación.
Dentro de un taxi viajaban tres personas. No iban de paseo ni por simple rutina. Llevaban consigo pirotecnia, con la ilusión de llegar a la Basílica de Guadalupe. Era un trayecto cargado de fe, de promesas hechas en silencio, de peticiones guardadas en el corazón. Cada kilómetro parecía acercarlos más a su objetivo… hasta que todo se rompió.
El estruendo fue brutal. Una explosión seca, violenta, que sacudió el aire y estremeció los oídos de quienes circulaban cerca. En segundos, el taxi quedó reducido a fierros retorcidos, humo espeso y fragmentos esparcidos sobre el asfalto. La fe, el viaje, el destino… todo quedó suspendido en ese instante.
Automovilistas frenaron de golpe. Algunos bajaron corriendo, otros se quedaron paralizados, sin entender lo que acababa de pasar. El olor a pólvora se mezcló con el miedo. Sirenas comenzaron a escucharse a lo lejos, cada vez más cerca, anunciando que la tragedia ya había llamado a los servicios de emergencia.
Paramédicos y rescatistas llegaron rápido. Tres personas resultaron heridas. Sus cuerpos marcados por la explosión, pero también por el impacto emocional de haber estado tan cerca de perderlo todo. Fueron atendidas ahí mismo, entre restos calcinados y miradas incrédulas de quienes observaban en silencio.
La circulación fue cerrada. Policías y bomberos trabajaron durante horas para retirar lo que quedó del vehículo. Cada pieza levantada del pavimento contaba una historia: la de un viaje que nunca llegó a su destino, la de una devoción interrumpida por un descuido, la de un riesgo que se volvió tragedia en segundos.
Las autoridades informaron que se investigará el origen de la pirotecnia y si su traslado cumplía con las normas de seguridad. Porque transportar explosivos sin medidas adecuadas no solo pone en peligro a quien los lleva, sino a todos los que comparten el camino.
Ese tramo de la México–Toluca volvió poco a poco a la normalidad. Los autos siguieron avanzando. El tráfico regresó. Pero para quienes estuvieron ahí, el sonido de aquella explosión quedará grabado para siempre. Un recordatorio de lo frágil que puede ser la vida… y de cómo, a veces, un acto de fe puede terminar en tragedia.
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